domingo, 1 de septiembre de 2013

LAS FIESTAS (Toro de la charcuela de Uceda) en pegronero de Uceda

UNA OPINION MÁS: Fiestas.
Le parecía que el día era tan hemos como una mañana de verano en todo su esplendor con los primeros rayos de sol  anunciando el frescor de la mañana. Había madrugado y estaba haciendo el camino de vuelta a su pueblo, a su casa. Las mulas tiraban graciosamente y con decisión de la calesa. Había ido a Uceda a por su familia de allí, (a por su hija,  nietos y nieta que era lista y muy guapa y su yerno, gran hombre y trabajador), para que pasaran las fiestas de Valdenuño  Fernández a con él y toda la familia.  En esos días se reúnen las familias del pueblo en fiestas con las de otros pueblos.  Se reúnen para comer juntos un cordero asado y bien asado. Degustando esta típica comida de la zona en fiesta se suele establecer la conversación, graciosa y familiar, de ofrecer la opinión discutiendo de si esta bien asado el cordero ó cabrito ó no,  y si no es del gusto de todos recordar cuál fue el mejor asado y en qué pueblo y año fue, y  también opinar sobre el toro de ese año tras haberlo visto, o corrido el encierro, manifestar  si  el toro es bravo o manso, o una mezcla, o sabe quien como definirlo si muy afeitado, cojo, con una cornada en el muslo, tuerto o no hay quién se ponga delante de lo bravo que es.  Dando su opinión se  suele bromear aunque sin pasarse porque cuando a uno le toca en su pueblo invitar a comer tendría que soportar las misma bromas o quizás mayores.  Decidió acortar yendo por el monte de Pedro el Crespo y en los altos del Cubillo de repente se encontró con un toro enorme. Tenía dos pitones largos y afilados. Estaría llegando a los 600 kilos de peso. El toro iba acompañado de dos cabestros a las órdenes de un mayoral. Templo los nervios y continúo su camino sin acelerar su paso, ni realizar ningún movimiento extraño. El mayoral a lomos de un hermoso y brioso caballo se acerco diciéndole que continuaran sin mirar, ni hacerle mención al toro. Así lo hizo mientras el mayoral hablaba al toro para calmarle y mandaba a los dos cabestros que le marcaran el camino. Era el toro que traían para las fiestas de la Casa  de Uceda. Antiguamente los toros de las fiestas no se traían en camiones acondicionados para ello como actualmente sino que se traían de la ganadería directamente por el campo. Los traían los toros en esa época de gran tamaño y sueltos por el campo hasta encaminarlos en el encierro dispuesto para ello. En esa época y en los días de fiesta siempre se estaba prevenido  porque el toro siempre se podía escapar. Hoy en día hay que saber que también el toro se puede escapar y encontrándolos por el campo o que este entre en poblaciones suelto con el peligro que conlleva. Hay que tener esos días más cuidado de los niños y de uno mismo porque siempre se puede escapar y no perdonar tu despiste y te de una cornada. Aunque el porcentaje actualmente es muy pequeño siempre puede ocurrir. En los encierros hay que mantener las normas para participar en ellos por el bien de uno y de todos.
En Uceda los toros los traían según me han comentado directamente de las ganaderías acompañados de cabestros y todos conducidos por el mayoral de la ganadería. Los traían el día anterior y los dejaban pastando en el Soto a lado del rio Jarama. A la mañana siguiente los subían por la Charcuela, sueltos y cargados de energía, comenzando por ello el encierro de la Charcuela para introducirlos en el pueblo y guardarles después en los toriles para el toreo de la tarde en la plaza.  Hay ganaderías cercanas que suministraban y suministran de toros a los pueblos  para las fiestas. Antes del siglo XVII hablar del toro es hablar de la fiera salvaje, del animal símbolo de fortaleza, bravura y acometividad. Jerónimo de la Huerta los describe en 1.593: “Háyanse toros muy diferentes en España, así en la generosidad de ánimo como en el color, talla y porción del cuerpo.  Los toros más feroces y bravos se crían en las riberas del Jarama y Tajo y así, al muy bravo le suelen llamar jarameño. Es a partir del siglo XVIII cuando los toros salvajes que se criaban silvestres, empiezan a formar ganaderías. La selección natural, donde en la reproducción impera la ley del más fuerte, empieza a dejar paso a la selección dirigida por el hombre. Como nota informativa  transcribir, según también me comentan, que es una pena que haya desaparecido una casta de toro de lidia que era muy brava y muchos de color colorao. Era la casta Jijona. Los últimos ejemplares, siendo de los más grandes de su tiempo, desaparecieron en la guerra civil aunque había sido muy abandonada esta casta por los ganaderos al no adaptarse a la evolución de espectáculo taurino por lo cual fue ya condenada de antemano.  Es una pena que desapareciera y hoy en día seria peor que desapareciera el toro bravo. Aunque hoy en día hay ganaderías que tienen casta Jijona. Gracias al ADN se ha podido hacer un estudio y es posible que de vacas actualmente nazcan toros de la casta Jijona. Este ya es un tema para expertos. Es un ejemplo que cosas de las fiestas suprimidas se pueden restaurar. Las fiestas vienen de largo y empiezan tras acabar la cosecha en cada pueblo y van variando según la época  y las fechas en cada pueblo pero las fiestas siempre son vividas y recordadas como algo bello en nuestras vidas.  Deseo que tengan buenas fiestas en todos los municipios y en Uceda en los tres núcleos urbanos como Peñarrubia, Caraquiz y Uceda. Hay que disfrutar de las fiestas que nos toquen por época y tiempo vivir.