lunes, 18 de febrero de 2019

"EL FANTASMA COMECUENTOS" EN LA BIBLIOTECA ABANDONADA. CUENTO INFANTIL




L FANTASMA COMECUENTOS

         El cuento que os voy a contar trata de la misteriosa historia del Fantasma llamado Comecuentos:

  Este tenía una enorme cabeza y una boca tan grande y misteriosa como la de las cuevas  mágicas y tan negra como el sucio carbón. Era desmesuradamente gordo y  poseedor de una enorme barriga. Iba vestido como un  antiguo pirata con un  grandioso sombrero decorada con una calavera y en donde había pinchada una pluma roja. Tenía un parche verde en su ojo izquierdo y en el ojo que le quedaba sano en el mostraba una mirada desafiante. Se vestía con una camiseta blanca con rayas rojas horizontales y con unos pantalones verdes. Su capa era una sábana blanca.

  Nuestro Fantasma Comecuentos vivía solo y confinado en una antigua biblioteca abandonada a las afueras del municipio. La puerta se encontraba cerrada con un enorme candado bajo un letrero que decía “leyendo se

aprende”.  Al letrero ya no lo leía nadie y se encontraba roto y muy descolorido.

-¡Qué solo y triste estoy!- se decía el fantasma Comecuentos sentado sobre un viejo baúl mientras se comía devorando un hermoso libro de cuentos con sus afilados y resplandecientes dientes. Desde lejos parecían ser puntiagudos  cuchillos como los utilizados por los sanguinarios piratas que en el pasado surcaban los mares y océanos de nuestra tierra redondita.

-Nadie se acuerda de mí-  se compadecía desconsolado y triste.

De repente se sorprendió por el ruido de cristales rotos.   Oyendo el alboroto comprendió que habían roto los cristales de una ventana y que debían estar entrando unos niños a través de ella.

 Estos niños eran muy traviesos y enormemente desobedientes.

 Juanito, Olga, Sara y Jorgito, que así se llamaban, estaban entrando en la abandonada biblioteca por la ventana que habían roto sin impórtales lo más mínimo el estropicio que habían cometido.

-Yo no entro más- exclamo Sara temblando de miedo al observar la oscuridad reinante en el interior que a  duras penas solo dejaba contemplar el abandono y el desorden de la habitación .

-Venga, no me seas miedica, es divertidísimo- la increpó Juanito. Este alumbraba el interior con una  pequeña linterna que llevaba incorporada a su reloj.

-Estoy asustada- Confeso ante los demás Sara.

-¿De qué te asustas?, Los ogros ni los fantasmas existen- la recriminó Jorgito.

El fantasma Comecuentos, escondido entre la penumbra, escuchándolos discutir se relamió. Los asustaría.

-Vale !Entremos¡- grito Sara auto para no dar muestras de terror ante los demás.

Tras atravesar un oscuro pasillo lleno de suciedad llegaron a una sala muy, muy grande, mejor dicho inmensa.

Tras dar al interruptor de la luz e iluminarse la sala observaron que estaba llena de estanterías y estas llenas de muchísimos libros. El polvo los recubría y las arañas se habían apoderado del lugar. Los atrapaban con sus repugnantes y sucias telarañas.

-¡Mirad! - Exclamó exaltado Juanito tras pasar su mano por el manto de polvo. Aparecieron de improvisto como por arte de magia los títulos de los cuentos.- hay muchísimos cuentos.-

-Muchísimos- afirmó Olga.

-Podremos leer cuentos todos los días que queramos-les dijo Sara contenta por el descubrimiento y por haber dominado sus miedos.

-Yo no leo cuentos- Manifestaron a la vez Olga y Jorgito recriminándola.

-No seas tonta, es de idiotas leer- la Increpo también Juanito.

-Es una estupidez leer- se apresuro a rectificar Sara para no contradecir a sus inseparables amigos de pandilla y de innumerables aventuras.

-El que quiera ser de nuestra pandilla tiene que jurar diciendo “es un rollo leer”- manifestó Juanito, y cogiéndoles de la mano les encomendó a cumplir la promesa de no leer.- ¡Juremos!.---

-“Es estúpido leer, es estúpido leer”- se juramentaron dando saltos de alegría y visiblemente alborotados.

De pronto y de mágico imprevisto les interrumpió una voz ronca y misteriosa: - UUUU,  soy el fantasma Comecuentos, el terror de los niños, y antes de que me enfade decirme ¿Qué hacéis aquí?-.

Olga, Juanito, Jorgito y Sara se acurrucaron unos contra los otros temblando de miedo sin saber que contestar.

-UUU, soy el fantasma Comecuentos y ahora mismo voy a aparecer- le dijo dejándose caer de lo alto de un viejo armario acompañado de una nube de  polvo a su alrededor. La inesperada aparición les paralizo.

-¿Qué hacéis aquí?- les volvió a increpar tras ponerse delante de ellos e impidiéndoles escapar al taponarlos la salida con su enorme barriga.

-¿Qué quieres de nosotros- balbucearon asustados ante la  enorme imagen del fantasma?

-Soy el temido  Fantasma “Comecuentos”, ... y quiero que me veáis morder, devorar, .......engullir, comer ...un cuento.-

-¡¿Un cuento?!¡ - exclamaron atónitos y muy sorprendidos.

-Siii, un cuento o dos- contesto enérgico el Fantasma Comecuentos comiéndose cuatro cuentos a la vez.

- Te has comido cuatro, te has comido cuatro- exclamó Juanito

- Me como los libros que yo quiera. Yo soy el malvado Fantasma “come cuentos” y sí me contradecís, yo, yoooo os como a los cuatro.-

.¡Mentira!- exclamó Sara desafiante.

-¡¿Cómo?!- Exclamó el malvado fantasma, y abriendo enormemente la boca se dispuso a tragárselos de un solo mordisco.

-No nos puedes comer.- grito Sara.

-¡¿Dime por qué no?!¡- la amenazo irguiéndose.

- Tú eres el fantasma “Comecuentos” y no el fantasma “Come niños”- le razonó Sara ante sus rojizas narices.

El Fantasma contrariado y de improvisto comenzó a llorar.

-Es verdad- les dijo entre sollozos- solo puedo comer cuentos.-

-¡¿Solo cuentos!?.- preguntaron a la vez cariacontecidos

-Solo cuentos-. Les dijo sumamente apenado.

-¿Y libros de mayores?- Le pregunto Olga con picardía. Pensaba traerle todos los libros de sus padres.

-No porque es una maldición infantil por no aprender a leer. No puedo comerme los que me gustan, solo.....solo puedo comer cuentos, cuentos y más cuentos.- Les comunicó mientras de sus ojos le brotaban ríos de lágrimas creando dos cataratas cayendo al selo.

-No llores más “Comecuentos” y dinos si te podemos ayudar- se apiadaron los cuatro ante sus desconsolados sollozos.

El fantasma “Comecuentos” les miro directamente a los ojos y alzando enérgicamente la voz les increpó- ¿vosotros acaso queréis robarme todos los cuentos para que no pueda comer?--

-Nosotros pertenecemos a la banda “leer es una tontería”, ¿para qué vamos a robarte los cuentos?, nosotros jamás leemos.- le contesto Juanito

-Para que me muera al no tener nada que comer- afirmó el fantasma en primer lugar, después tras rascarse  la cabeza, pensar y reflexionar les  pidió ayuda.- si, si, quizás me podréis ayudar a romper el conjuro al que estoy sometido desde mi niñez por el solemne rey de los fantasmas.-

-¿Existe De verdad el rey de los fantasmas?- le preguntó incrédula Sara o queriendo saber de una vez la verdad.

-Si, y además es mi padre.-

-¡Mentira!- exclamaron los cuatro  rápidamente acusándole.

-Tened paciencia y escuchad:

“Yo era un bonito niño fantasma que vivía muy bien, requetebién, mejor que nadie, pues como os he dicho era hijo del rey de los fantasmas y de la reina de la admirada belleza y hermosura. Yo lo tenía todo, numerosísimos juguetes, caramelos, que ricos ¿verdad?, tenía un hermoso caballo entre los muchos caprichos y un inmenso reino para jugar, pero distraído por todos ellos olvide a aprender a leer, me equivoqué pues creía que todo lo sabía y no leí ningún cuento.-

-¿En serio que no has leído ningún cuento?- le interrumpió Sara Sorprendida.

-Exacto, todos los cuentos me los leían y no aprendí a leer.-

- ¿Y por eso te castigaron?- le pregunto interesado Jorgito.

-Si escuchad: todo se acabo cuando el día de mí cumpleaños mi padre me regaló todos los cuentos del mundo.

-¿Todos los cuentos publicados del mundo?, No me lo creo, es imposible.- le increpó Olga observando todos los libros de las  estanterías. Todos los publicados no cabrían en las estanterías.

-Todos, todos y todos; me los trajeron de todas partes del mundo en los grandísimos estómagos de miles de ballenas, ¿os lo podéis imaginar?.-

-Eso es mentira- le chilló Olga ante sus sorprendidos amigos.

-¿¡Mentira!?, y todos estos libros de donde creéis que han salido, ¿acaso estáis ciegos?;... los que faltan me los he comido, y aún ¡ no he acabado con todos!,... cada día escriben más.-

-Perdona.- Se disculpo Olga arrepentida.

-Soy el fantasma Comecuentos porque mi padre el Rey de todos los Fantasmas del mundo entero el día de mi cumpleaños ofendido me llamó así inmortalizándome. No me puedo morir. En ese día de fiesta después de cortar la enorme tarta imitando a un libro ante todos los fantasmas del mundo me dijo: “léenos un cuento”, y no pude- dijo entristecido y rompió a llorar- no pude leer ninguno, ¡ninguno! Y al comprobar, mi padre el rey de los fantasmas que inesperadamente yo no había a prendido a leer, avergonzado y malhumorado ante las risas de sus súbditos fantasmas, me dio el titulo de “Fantasma Comecuentos”, castigándome a comerme finalmente todos los cuentos del mundo.

-¿Toda tu vida? Exclamaron a aterrorizados ante tal cruel castigo Juanito, Olga, Sara y Jorgito.

-Toda mi vida-

-¿Y todos los cuentos?- pregunto Sara

-Todos.- Contestó  categóricamente.

-¿Y los que escribirán?-

-He dicho que todos, los que están escritos y los que escribirán.-

-¿Y no lo puedes remediar?- pregunto Jorgito.

- Que se los coma todos, a nosotros que nos importa, nosotros no leemos cuentos.- sentencio Juanito

-No podré romper el cruel conjuro hasta que me coma todos, todos, todos los cuentos del mundo, y los odio, saben a tinta. ¡Ojala hubiera aprendido a leer!.-

-Si te comes todos los cuentos dime ¿Qué leeremos todos los niños del mundo?.- Preguntó Sara olvidándose pertenecer a la pandilla que no lee cuentos.

-Me los comeré de dos en dos, de tres en tres o de cinco en cinco hasta que acabe con todos, y me da igual, porque los niños de ahora casi no leen ¡cuentos!, Así que me comeré todos, todos y todos los cuentos del mundo.- Así les descubrió sus malvadas intenciones el fantasma Comecuentos  que cruelmente que mirando los libros se relamía.

-¿Es injusto?- exclamó Sara entristecida.

- Y que más os da a vosotros sin hasta juráis que no queréis leer, ni leéis. Yo quiero acabar con mi maleficio y ahora mismo me voy a come unos cuantos cuentos.- la dijo mientras se ponía un babero de muchos colores. Tras ello se comió seis de un solo mordisco y relamiéndose les comunico:

- Y ahora mismo no voy a parar de comer cuentos hasta que acabe con todos, todos y todos los cuentos del mundo. JA, JA, JA-.

Juanito, Sara, Olga y Jorgito de improviso y sin saber ¿por qué? Decidieron salvar valientemente todos los cuentos que pudieran. Se  llevarían en sus manos todos los que pudieran para salvarlos del Fantasma Comecuentos.

 A la voz de “!Salvemos los libros¡” comenzaron a coger libros de cuentos. Cuando no podían soportar más en sus manos emprendieron rápida la huida de la biblioteca abandonada.  El fantasma Comecuentos como un payaso de circo corría detrás de ellos intentando impedírselo. Se tambaleaba graciosamente por el peso de su enorme barriga y  además porque no podía verlos bien ya que al correr el babero le tapono los ojos.

 Malhumorado gritaba: -No huyáis, me los comeré todos, absolutamente todos, no me dejare ninguno, ¡ninguno!   Yo soy el malvado fantasma Comecuentos y no escapareis con los cuentos, tengo que comerme los cuentos, todos los cuentos ¡todos!, Escuchadme todos ¡todos! ¡Absolutamente todos!-.

Los cuatro niños escaparon por la ventana ya que la puerta estaba cerrada con un viejo y oxidado candado.

Al salir exclamaron gritándole: -“Jorobaté”-.

 Después ya alejados de la Biblioteca y más tranquilos  quedaron para reunirse por la noche en el garaje de Juanito.

El fantasma Comecuentos viéndoles que se llevaban  unos cuantos cuentos sonriente balbuceo:

-”Me ha costado mucho sudor al darme unas cuantas carreras detrás de ellos, pero creo que ha merecido la pena, me he divertido”.-

 

A la mañana siguiente amaneció el día con una inmensa niebla. Esta no impidió que los cuatro niños se encontraran a las puertas de la tenebrosa, misteriosa y abandonad biblioteca.  Valientemente  lo habían decido la noche anterior. Les llamaba enormemente la atención la olvidada biblioteca y sus libros. Decidieron salvar más libros.

Iban vestidos para la ocasión con ropas de camuflaje en busca de su  fantasmal aventura. En sus rostros se apreciaba visiblemente la enorme decisión ante el reto de salvar los libros. Llevaban una carretilla. Con ella trasladarían todos los cuentos posibles a sus casas para salvarlos de su mal final que no era otro que ser comidos y devorados por el fantasma Comecuentos.

Tras saludarse e infundirse ánimos para la ardua tarea que les esperaba Jorgito exclamo fuertemente como  himno común de aventuras: - ¡Salvemos  a los cuentos!..-

-Salvémosles-  Asintieron decididos.

Cuando habían dejado la carretilla al lado de la ventana rota y comenzaban a introducirse en la biblioteca de ella detrás de unos arbustos salió una voz que les decía: -¡Esperad!.

Los cuatro niños se giraron sobre sus talones y sorprendidos vieron a una inmensa columna humana compuesta por niños de todas las edades que iba saliendo de detrás de los arbustos.  Algunos niños habían oído los comentarios de Sara, Jorgito, Olga y Juanito sobre la misteriosa biblioteca y sobre todo del malvado fantasma Comecuentos. Las noticias se habían extendido por la mayoría de las pandillas de los niños.

Muchos niños, de todas las edades, preocupados y reflexionando habían decidido salvar los cuentos abandonados en la biblioteca y defenderlos del fantasma Comecuentos. Otros, en menor número, se mostraban intrigados y querían conocer en persona al malvado fantasma Comecuentos.

-¿Qué hacéis aquí? Les pregunto Jorgito subiéndose a un robusto banco de madera sorprendido ante la visión de tantos niños y niñas.

-Todos queremos ayudaros a salvar los cuentos del fantasma Come cuentos,  no dejaremos que se los coma, Hay que salvar los cuentos para los niños del mundo.-

-Sara, Olga, Jorgito y Juanito se miraron entre sí y afirmando con la cabeza y alzando la voz exclamaron: “De acuerdo, pero nosotros entraremos primero.-

-¡Adelante!- grito Jorgito.

- Adelante- confirmo Sara.

-Adelante- gritaron todos.

Tras entrar Sara, Olga, Jorgito y Juanito en la abandonada biblioteca comenzaron a introducirse todos los niños en silencio por la ventana rota. Mostraban un miedo enorme en sus rostros al entrar a la misteriosa biblioteca. Se preguntaban la mayoría de ellos: ¿Nos comerá el fantasma Comecuentos?. Dominaron  el pánico que casi les paralizaba sus cuerpos  para poder salvar los libros del fantasma.

Ya dentro numerosos niños en una gran sala que estaba sin luz  y donde dominaba la inmensa oscuridad Sara dio la luz. Se asustaron por la sorpresa que estaban viendo. Y ¿Que estaban viendo?

 La biblioteca estaba espléndidamente decorada y absolutamente todo estaba limpio y ordenado. Las mesas para la lectura estaban relucientes y los libros magestuosos en las estanterías y no, no había rastro del fantasma Comecuentos.

-¡¿Qué raro?!!- Exclamaron atónitos los cuatro amigos de aventuras.

-¡Nos habéis engañado!- les gritaron los demás niños enfurecidos.

Los cuatro mirándose a los ojos no comprendían lo que había pasado. Realmente no lo soñaron.

-No os cabréis, no sabemos lo que ha pasado, ayer toda la biblioteca estaba lleno de telarañas y de polvo- los intento aplacar Sara- para intentar aclararlo vayamos al lugar donde ayer conversamos con el malvado fantasma Comecuentos- prosiguió Sara decidida.

En la sala, que también estaba sumamente limpia, no divisaron al fantasma Comecuentos. Estaba repleta de sillas y mesas con ordenadores sobre ellas. Uno de los ordenares, cuya pantalla ocupaba casi toda una pared, estaba encendido.

-Hola- se oyó por toda la sala.

Los niños se asustaron al oír la voz y más aún al ver al fantasma Comecuentos que en la pantalla del ordenar les sonreía.

-Hola niños, esto es una videoconferencia. No os asustéis. Les dijo el fantasma Comecuentos con naturalidad y viéndoles conmocionados prosiguió: - no os asustéis porque vosotros niños me habéis salvado, al intentar salvar los libros de mis afilados dientes habéis roto mi maleficio y ya no como libros y como premio me han otorgado el don de saber leer, ¡sé leer! Y es divertidísimo leer, así que yo para recompensaros he arreglado la biblioteca y me  he bautizado desde hoy con el nombre de Fabuloso Protector de niños, y espero que aprendáis la lección con mi ejemplo que siempre como yo se puede cambiar a mejor, sobre todo leyendo.-

- Habrás aprendido a leer pero sigues teniendo la misma enorme barriga- le increpo Sara sonriendo.

- Bueno, bueno no todo  se puede cambiar rápidamente como veis, adiós y ser buenos-.

Nada más despedirse el fantasma ya no Comecuentos y si el Fabuloso Protector se encendieron todos los demás ordenadores magicamente.

-¡OH!- Gritaron todos los niños sorprendidos al irse la imagen de fantasma ya no Comecuentos y si protector de los niños en la biblioteca...

Tras unos segundos de desconcierto los niños entusiasmados se dispersaron por las diferentes salas de la biblioteca. Comenzaron a coger cuentos  para leerlos de las abarrotadas estanterías. También utilizaron los ordenadores conectados a Internet con enorme alegría e interés.

Había un programa en el que se podía acceder a través de Internet a todos los cuentos del mundo y estos estaban traducidos en todos los idiomas del mundo que se llamaba “La librería del fantasma Comecuentos”.

 

Sara, Jorgito, Olga y Juanito se entristecieron por la marcha repentina de fantasma no Comecuentos. Le empezaban a echar de menos sorprendentemente. En parte les había cambiado su opinión sobre los cuentos.

-Leamos- exclamó Juanito- Es lo que él quiere que hagamos-

-Leamos- manifestaron los cuatro amigos de aventuras juramentándose en hacerlo.

El fantasma no Comecuentos en algún lugar de Universo los observaba y a las redes sociales en busca de luchar contra el mal y  encomendándose a la tarea de defender a todos, todos, todos los niños del mundo.

Se acabo.

Ah no. Este cuento todavía no se ha acabado.

Sara; Jorgito, Juanito y Olga se acercaron a un ordenador. Este tenía un botón rojo. En se leía: “No tocar. Peligro”. En él estaba escrito una frase con letras mágicas que ellos no sabían leer y que decía: “Apretando el botón te aventurarás en un juego tenebroso del que es muy difícil volver”.

-Eso de peligro es mentira.- dijo Juanito dándose importancia.

-No toquemos por si acaso.- les prohibió Sara.

-Eso es una tontería, ¿qué puede pasar?, Nada, es una tontería.- dijo Jorgito dándoselas de listo.

- Hay que hacer caso, mi padre siempre dice que no hay que meterse en peligros que no conocemos- volvió a reafirmarse Sara.

-¡Que tontería!.- dijo Olga dándoselas de valiente.

Jorge hizo que iba a tocar la tecla prohibida cuando se le adelantó Juanito que haciéndose el valiente la apretó mientras les sonreía.

-¡No!- grito Sara

La pantalla del ordenador se puso tan negra como el color de un sótano oscuro a la vez que un ruido terrorífico como una puerta chirriando al abrirse se oyó por sus altavoces.

 De una manera sencilla y sin meteros miedo os diré que los engulló la pantalla del ordenador. Se creó un grandísimo vacio vacío en su interior que los arrastro dentro en un abrir y cerrar de ojos. Desaparecieron sin dejar ningún rastro. Los demás niños no se dieron cuenta de lo sucedido, pero si, alguien lo había observado y no era otro que el Protector de los niños o sea el “Fantasma no Comecuentos”.

Si el fantasma no Comecuentos lo había visto todo. “No debieron haber apretado ese botón” se dijo. Era una trampa para los niños ingenuos. Sabían que si estaba prohibido no podrían reprimirse y lo apretarían. El malvado que había creado ese infernal invento se saldría con  sus deseos. Llevaría a todos los niños y primero a Sara, Olga, Jorgito y Juanito  al mundo repetido de la tierra, pero en vez de ser redondo era cuadrado y en él habitaban solo los feos fantasmas y los  malísimos y horrendos ogros.

El fantasma no Comecuentos se afligió. Sin ayuda no podría salvarlos. No podía apretar el botón. Si lo hacia se moriría  al instante ya que él era un fantasma y lo tenía terminantemente prohibido.

Pasó unas horas angustiado y pensado en si apretar a la tecla prohibida. Si era verdad tal prohibición moriría y no podría ayudar a los niños.  Sin encontrar  otra solución decidió apretarlo para ir donde estaban los niños y salvarlos. Les había prometido ser su protector siempre. Se arriesgaría a morir.

Cuando iba a apretar la techa prohibida una voz le interrumpió.

-Oiga ha vista a una niña que se llama Sara por aquí.-

-Que se llamen Sara hay seis en este momento en la biblioteca.- la contesto indiferente el Fantasma no ComeCuentos preocupado por los cuatros niños engullidos por la pantalla del ordenador.

-Estuvo aquí ayer y me hablo de ti Comecuentos, vino para salvar los cuentos de la biblioteca, creo.-

-Tienes miedo de mí-

-No, me han hablado algunos niños de que cambiaste a bueno, ¿eres bueno de verdad?- termino preguntándole temblorosa ya que aún tenía un poco de miedo ante la presencia del fantasma comecuentos.

-¿Cómo te llamas guapetona?- la pregunto El fantasma no ComeCuentos.

-Eva- Contesto la niña con pelo marrón, peinado para un lado y poseedora de unos ojos preciosos y marrones. Lo más bonito de todo era su sonrisa sincera que solía esbozar casi continuamente. Tenía un collar con diminutas piedras de distintos colores.

-Un nombre muy bonito, a mí llámame No Comecuentos, pero Eva tenemos un problema, un problema muy serio.-

-Yo no he hecho nada malo.- le dijo afligida Eva

-No guapetona tú no has hecho nada malo, ha sido un malvado que ha hecho un juego de ordenador muy monstruoso donde a través de él trata de capturar a niños para llevárselos a otro mundo.-

-¿Qué es eso de otro mundo?- pregunto Eva no entendiendo. ¿Qué ha ocurrido a mi hermana Sara?-

-Que ella y sus tres amigos han apretado en el botón prohibido. Al apretar el botón  del juego prohibido introducido en el ordenador este se los ha llevado a otro mundo, pobrecillos.-

Eva rompió a llorar. Ella era más pequeña que su hermana y la quería mucho. Pero pensando que llorar no servía para nada le pregunto: -¿Qué podemos hacer?-

-Pues quiero ir a buscarlas a ese otro planeta, pero si toco el botón prohibido como Fantasma no comecuentos moriría en el acto.-

-Ya pero si le doy yo no morirías y podríamos salvarlos.-

-No, no, no, Eva es peligroso y no estoy seguro de ello, solo podemos esperar.- se expreso el fantasma no Comecuentos poniéndose a llorar.

De improviso Eva gritó: -Vamos allá- Y acto seguido apretó el botón prohibido con decisión.

La pantalla del ordenador se volvió negra como una cueva oscura o una mazmorra mugrienta y sin ventana. A la vez una voz de ultratumba o del más allá surgió como arte de magia y les dijo: -Ignorantes, soy unos ignorantes, del mundo cuadrado al que vais no regresa nadie jamás, jamás.-

 En la última palabra la pantalla del ordenador se engulló a no Comecuentos y a Eva rápidamente.

De repente aparecieron como arte de magia o juego misterioso del ordenador en el espacio exterior montados sobre un gran burro. Podían respirar y se iban alejando de la tierra volando a lomos del misterioso burro. En este momento pasaban al lado de la luna.

-¿Qué ha ocurrido?- preguntó Eva visiblemente asustada.

-Que hemos entrado en el interior de un juego de ordenador, somos sus protagonistas y nuestro vehículo espacial es un burro. Que no habla-

El burro rebuznó para que comprendiesen que estaba vivo.

-Podemos respirar- anunció Eva calmándose viendo  la luna.

-Si, y debemos salvar a tu hermana y amigos, pero no sé como.-

-El juego nos llevará hasta ellos, mira qué bonita es la luna y mira la tierra, que hermosa es, es maravillosa.- dijo Eva como improvisada astronauta y apasionada con todo lo que veía.

De repente la velocidad a la que viajaban cambio a la velocidad de la luz hasta que pararon al lado de un planeta rojo.

Del planeta se aproximo un monstruo rojo y con tres cabezas de diferentes colores,.Eran azul, amarillo y verde, que les dijo:

1 cabeza: Ja, ja, ja, estáis dentro de un terrorífico juego, ¿por qué pulsasteis el botón prohibido?

-Para salvar a mi hermana Sara y sus amigos.- contesto Eva sin ningún miedo, aunque confusa.

2 cabeza: Tu hermana y amigos están encerrados en el Castillo del Ogro “Don Malón el Malo” del planeta cuadrado.

-¿Qué es el planeta cuadrado?- Pregunto Eva

-¿Y donde esta, y como podemos ir allí?- pregunto el fantasma no Come cuentos.

Cabeza 2: No os lo diré, jorobaros. No os lo diré, entendido, yo no lo os lo diré.

Eva y no  Comencuentos le suplicaron a la vez: - ¿dínoslo por favor?

Cabeza 2: Aquí no hay por favores que valgan, no os lo diré.

Cabeza 3: Os lo diré yo. El Planeta cuadrado es igual a la tierra pero en vez de ser redondo es cuadrado y para llegar tendréis que responder a una pregunta cada vez que paréis en un planeta. ¿Qué planeta es ese que tenemos al lado?

-Marte, Marte. Respondió  Eva rápidamente.

De repente el burro se convirtió en bonito delfín que a una velocidad vertiginosa les llevó a otro planeta. Este era inmenso  y con franjas de colores. El delfín se paró y del planeta salió un murciélago que se puso frente a ellos y les pregunto: ¿Cuál es el planeta más grande del sistema solar?

El fantasma no Come cuentos se entristeció ya que el casi no sabía nada porque no había aprendido a leer y no fue a la escuela. Pensaba que el borrico que se convirtió en delfín era más listo que él.

-El más grande, el más grande es Júpiter- contesto Eva.

De nuevo el delfín se convirtió en un águila imperial que los llevó por el espacio a gran velocidad hasta que se paro al lado de otro planeta. El planeta era grande aunque un poco más pequeño que el anterior y sus anillos alrededor de él le dan un aspecto muy bonito.

Del surgió una serpiente del color del planeta con colmillos alrededor de la boca. En sus espaldas iba montada una cucaracha  muy fea que les pregunto:

-¿Qué planeta es ese?-

-Saturno- contesto segura de la respuesta Eva.

De nuevo y como así era el misterioso juego se vieron surcando el espacio  en lomos de un elefante de color verde y con la trompa roja. Este les llevó hasta parar en otro planeta más pequeño y azul-verdoso.

Del surgió un tiburón con sus dientes muy afilados y al llegar junto a ellos pregunto:

-¿Cuál es el séptimo planeta del sistema solar?

-Urano- contesto Eva

El elefante se convirtió en una cigüeña que les llevo a otro planeta más azul del que salió un pez muy raro y muy feo que les pregunto:

¿Cómo se llama este planeta con nombre de dios romano y que es el Dios del ma?r.-

-Neptuno.- afirmo rotundamente Eva.

La cigüeña se convirtió en un hermoso caballo y tan blanco como la nieve que les llevo a otro planeta. Este era pequeño y del él salió un tenebroso fantasma con una sábana blanca enredada a su cuerpo y con dos ojos de cocodrilo montado sobre un tiranosaurio res  con las patas de buitre negro, con alas de dragón, con una cola de la más venenosa culebra y con un bigote negro. El fantasma leyendo un papel les dijo: Como solo ha contestado hasta ahora Eva a las preguntas para que podáis llegar los dos al planeta cuadrado tiene que contestar solo el fantasma come cuentos, si no es así seréis expulsados los dos del juego. Él será encerrado en las mazmorras del planeta nunca volverás y tu Eva volverás a salir del ordenador en la biblioteca y nunca más podrás jugar y rescatar a tu hermana, no digáis nada y que responda come cuentos. Dime tonto Come Cuentos ¿es este un planeta sí o no?

No Comecuentos empezó a sudar  mucho, muchísimo, ya que él nunca había ido al colegio por no saber leer y no sabía la respuesta. Se maldecía  por no saber qué contestar y estaba profundamente arrepentido de no haber aprendido casi nada. Los niños no se salvarían por su cumpa. Pensó en suplicarle tras afirmar que no sabía la respuesta para que les dejase llegar al desconocido planeta cuadrado.

-Tienes cinco segundos para responder- dijo el tenebroso fantasma con ojos de cocodrilo y señalando a Come cuentos para que el solo contestase empezó a contar:-, uno, dos tres, cuatro.-

El fantasma iba a decirle “no sé la respuesta” pero solo le salió el no inicial de la frase como respuesta. –No-  Cuando iba a continuar la frase fue interrumpido por el tenebroso fantasma.

-Y cinco, bien te ha dado tiempo a contestarme “No” en estos cinco segundos, pero espera que voy a ver si has acertado.- El tenebroso fantasma a lomos del extraño dinosaurio abrió un sobre cerrado de donde leyó la respuesta correcta y le comunico con suspense.- Eres un fantasma tonto  y gordo pero has aceptado,  así que de aquí iréis montados a caballo hasta el planeta cuadrado. Como recompensa a todos vuestros aciertos podréis apreciar contemplando el hermoso paisaje del Universo hasta que llegáis al planeta Cuadrado. Habéis tenido suerte porque si se llega a equivocar este gordo en la respuesta os habría comido a los dos con mi hambriento dinosaurio. Este abrió la boca mostrando sus 56 dientes afilados y dijo: -Deja que me los coma, tengo ganas de devorarlos -

- Cállate, no puede ser  porque han acertado todas las respuestas.- le prohibió cabreado el fantasma  de ojos de sangriento cocodrilo.

 El caballo que se llamaba "Hablador",  porque este sí que hablaba no como el burro que solo rebuznaba" les llevo por el universo. Contemplaron multitud de estrellas. Algunas tenían planetas girando alrededor de ellas como la tierra alrededor del Sol. Y los planetas tenían sus satélites como la luna girando sobre la tierra. También divisaron meteoritos y los famosos agujeros negros. La inmensidad del universo les atrapo emocinalmente con su belleza y con su gran colorido. Divisaban planetas de todos los colores. El caballo  les iba informando de todo lo que veían como en una visita guiada. Tras unos días hermosamente bellos por lo que veían y angustiados por lo que comían y bebían y que no era otro que lo que había en las alforjas del caballo llegaron al planeta cuadrado. Este era igual que la tierra, con sus océanos, sus continentes y sus polos helados. Se veían que había ríos y montañas.  Era exactamente igual a la tierra donde vivimos. Tenía los mismos continentes, y océanos. Las montañas eran las mismas, los desiertos y los ríos. Era una fotocopia de la tierra  pero a diferencia de la tierra es que este planeta era cuadrado. Si cuadrado. Exactamente cuadrado. Además en este planeta solo vivían monstruos y fantasmas. El caballo se dirigió a un paraje desierto donde solo se divisaba montañas de arena en el horizonte. De repente apareció un castillo sucio y tenebroso. Empezó a dar vueltas alrededor de este como si el misterioso castillo fuese su destino o sea el castillo de Don Malón el Malo. Sobrevolándole vieron que en el interior de su recinto cerrado por altas y férreas murallas estaba lleno o repleto de ogros hambrientos y de fantasma horrendos.

-¿Dónde les dejo?- pregunto de repente el caballo habiendo cumplido ya su misión de traerles al mundo cuadrado y hasta el castillo de Don Malón el Malo.

Eva no supo que contestarle. No Comecuentos pensando rápidamente y tomando una decisión le indico que les dejara en una torre muy alta del castillo. La torre parecía abandonada y además pensó que tardarían en llegar hasta allí los horrendos monstruos si eran descubiertos.

Se bajaron del caballo en silencio y rápidamente. El caballo les deseo suerte.

 En la torre había dos puertas abiertas. Dudaron por cual entrar. Adivinaron que debían bajar hasta las mazmorras para salvar a su hermana y demás niños.

Se decidieron por la que les prohibía el paso con un cartel donde ponía: “PROHIBIDO EL PASO. PELIGRO .OGROS HAMBRIENTOS. “         Bajaron creyendo que era mentira que por esa puerta se topasen con los ogros, que con el cartel querían engañarlos. Bajaron tres mil doscientos treinta y tres escalones casi a oscuras. No hicieron ruido mientras bajaban. En las paredes había colgadas fotos de monstruos de todo tipo y todos, si todos eran feos y horribles. Daban miedo con solo ver su fotografía. Al llegar al final de la escalera decidieron investigar saliendo a través de una puerta de piedra. Aparecieron en una explanada que estaba cercada por férreas  y altas murallas.

-La hemos fastidiado.- exclamo Eva asustada al ver a cientos de ogros. Estos  les vieron y salieron corriendo hacía ellos abriendo sus grandes bocas llenas de dientes afilados.

-No todavía no, ya se nos ocurrirá algo antes de que nos coman.- inquirió no Come cuentos no dándose por vencido.

Había cientos de monstruos de todo tipo. Los había con 2, 4 0 30 cabezas y de colores diferentes. Había otros sin cabeza y los más horrendos se tiraban pedos que parecían truenos.

-A comer.- gritaron los ogros- tonto el último.-

-Si no nos coméis os regalo este collar de piedras  de colores que en mi país vale mucho dinero, con él podréis comprar lo que queráis-chilló Eva sabiendo que no valían nada pero queriendo salir viva de lo que la parecía una cruel pesadilla. Y en esta no  quería ser devorada y comida por los monstruos.

-Mentira, Mentira, mentira, ese collar no vale nada- retumbo como eco al ser pronunciado por la inmensa multitud de monstruos reunidos en la explanada. En esta no había ni un solo árbol.

-Vale, es mentira, no valen nada, me lo quedaré yo, solo es para mí.- Chillo de repente Eva dándoles la razón.

La multitud de ogros sin comprensión alguna comenzaron a chillar: -“Mentirosa, mentirosa,  si vale mucho. Dánoslas o morirás, dánoslas o te comeremos de un solo mordisco.-“

Eva rompió la cuerda que unía todas las piedras de colores y lo arrojó al suelo. Las distintas piedras de fantásticos colores se dispersaron por todo el suelo. De repente a la voz de “es mía” la multitud de ogros empezó a comerse unos a otros para quedarse con todas las piedras del collar que en realidad no valían nada. Aprovechándose del sangriento festín y alboroto entre los monstruos Eva y Come cuentos huyeron rápidamente.

-Vamos Come cuentos vámonos de aquí.-

-Eva eres muy lista, los has engañado, subamos por donde vinimos.-

Tras un tiempo angustioso y cansados de subir los escalones llegaron ante la otra puerta de la torre. Esta no tenía ningún cartel. Esta estaba cerrada y tenía clavado un cráneo en su recia madera negra. Daba miedo.

-Debe ser esta puerta la que nos lleve ante tu hermana.- dijo  no Come cuentos mientras empujaba la puerta. Esta se abrió inesperadamente.

-¿Y si no es así, que hacemos, nos comerán?- le pregunto Eva cansada y asustada.

-Averigüémoslo, prometí defenderlos.- manifestó no Come cuentos primero con un semblante serio y después seguro de si mismo comenzó a bajar por los escalones. Eva le seguía en silencio.

Al llegar a un descansillo Come cuentos se paró en seco y exclamo:

 - ¡Quieta!-

-¿Qué ocurre?-

-En los cuentos que me contaban siempre había monstruos guardianes de las mazmorras y aquí no hay ninguno, debe ser, si debe ser que hay alguna siniestra trampa en estas escaleras.- manifestó Come cuentos.-

- En las escaleras anteriores no había ninguna trampa.-

-         Porque acababan en la explanada de los monstruos que devoran a todo el que baja por ellas, aquí si hay trampa, observemos.-

-         -Mira, en la pared hay tres barras verticales que parecen los arañazos producidos por las garras de un monstruo.- Le enseño Eva a no Come cuentos.

-         No son arañazos, es él numero tres en Latín y ya sé lo que significa.-

-         ¿El qué?- pregunto Eva incrédula.

-         Que hay que bajar los escalones de tres en tres.-

-         ¿Cómo lo has adivinado.-

-Me lo contaron en un cuento.

-¿En un cuento?.-

-Si tenemos que bajar pisando los escalones de tres en tres. Los otros escalones están malditos y  te tragaran como si fueran arenas movedizas, así que hazme caso y bajemos de tres en tres los escalones.-

-De acuerdo.- acepto Eva no creyéndole pero pensando que por hacerle caso no pasaba nada malo.

-Comenzaron a bajar por la circular escalera los escalones de tres en tres y como mucho cuidado de no equivocarse al contarlos. Cuando habían bajado cinco metros una voz ronca y horrible desde el descansillo anterior les amenazó: -Os voy a comer a los dos.-

-¿Por qué si no es hora de comer todavía?- le pregunto Eva.

-Porqué me he comido como aperitivo a todos los monstruos de la explanada para conseguir tu collar, y ahora no puedo dejar de comer, así que os comeré como postre.- les manifestó el ogro que tenía el cuerpo de un diplodocus, la cabeza de una araña, y tantas garras como un ciempiés. Su cola acababa en la cabeza de un vampiro para guiarse por la oscuridad y este se reía de ellos.

-Huyamos de tres en tres.- grito no Come cuentos emprendiendo la huida.

-Ja, ja, ja, que tontería de tres en tres si solo sois dos,  no escapareis, yo soy más rápido que vosotros, yo no lo siento y os voy a comer ahora.- les dijo el ogro empezando a bajar por la escalera. De repente y al pisar el segundo escalón este se lo trago  en un segundo por arte de magia. Desapareció. El escalón se lo comió por no bajar de tres escalones en tres.

-Perdona no  Come cuentos, llevabas razón.- Se disculpo Eva viendo con el segundo escalón se trago al monstruo.

-Lo sabía,  algo se aprende escuchando.-

Ya  más tranquilos continuaron bajando los escalones de tres en tres hasta que llegar a otro descansillo en el descenso por la siniestra escalera de caracol. En este observaron un espejo antiguo. Lo raro es que tenía una cámara en su parte superior del marco. Lo miraron para verse reflejados en él y descubrir si sus caras mostraban síntomas de cansancio o de miedo. Se sorprendieron. No reflejaba sus cuerpos.

-Es imposible.- exclamo Eva

-Estamos en el mundo cuadrado y no es exacto al nuestro, aquí hay otra trampa seguro, pensemos.-

-¿Continúanos bajando?, ¿Qué habrá al final de las escaleras?.- pregunto Eva indecisa.

En el espejo aparecieron inesperadamente unas imagen nítidas como un documental. En él se mostraban inmensos océanos de lava incandescente que rodeaban países cuyos habitantes eran monstruos. Y lo demás todo era fuego.

Eva y no Come cuentos se echaron para atrás asustados.

-Quiero volver a casa- dijo Eva.

La imagen de su casa apareció en el espejo durante unos instantes.

-Bien, bien,  bien- exclamó no Come cuentos a la vez que cogiendo a Eva de las manos y comenzando a bailar con ella al corro de la patata.

-¿Por qué?-- preguntó Eva no comprendiendo nada.

-Porque el espejo, si este enigmático espejo nos llevara hasta tu hermana Sara y sus amigos, venga hazme caso y di quiero ir con mi hermana Sara.- la aclaró  no Come cuentos.

-Quiero ir con mi hermana Sara, y ahora.-

En el espejo apareció una oscura mazmorra, donde había encadenados cuatro niños.

-Son ellos.- exclamo Eva

-Si son ellos y les vamos a rescatar.- Manifestó decidido no come cuentos  rascándose la cabeza

-¿Pero cómo llegamos a ellos?, no sabemos el camino.-

-A través del espejo, sígueme.- dijo y acto seguido traspaso el espejo.

Eva también traspaso el espejo.

Este les engullo y los trasporto hasta salir por otro espejo.

Salieron en la oscura mazmorra.

Sara, Olga, Juanito y Jorgito se sorprendieron

-Es mi hermana.- grito Sara.

-Y el Fantasma Comecuentos.- gritaron los demás.

-Si soy el fantasma no Come cuentos y como os prometí os salvaré.- les dijo acercándose y sonriendo. Eva salió corriendo a abrazarse a su hermana Sara.

-Vámonos deprisa por el espejo antes de que desaparezca, seguidme.- los encomendó no Come cuentos la vez que rompía las cadenas que les tenían prisioneros.

Todos se introdujeron por el antiguo espejo que les transportó hasta el descansillo de las escaleras que subían a la torre del castillo del Don Malón el Malo aunque ya no vivía en él.

-¿Estáis bien?- pregunto no Come cuentos.-

-Si – contesto Jorgito.

-Nos tenían prisioneros para comernos mañana.- les aclaro Olga

-Hay cientos de ogros, todos muy feos.- Dijo Juanito

-Ya no queda ninguno, estaros tranquilos por eso.- les informo Eva

-¿Cómo nos habéis encontrado?-Jorgito

-Dando al botón prohibido del ordenador.- les aclaro Eva contenta de verlos vivos.

-¿Cómo regresaremos?- preguntó Sara aun asustada.

-Por el espacio exterior no sé el camino a seguir, el único camino que sé es a través del espejo.- le contesto no Come cuentos  pensativo

-¿A través del espejo?-. preguntaron todos sorprendidos.

-Si a través del espejo, agarraros de las manos y pensar en la biblioteca, repetir conmigo “quiero ir a la biblioteca.- les encomendó no Come cuentos-

-Todos repitieron- “Quiero ir a la biblioteca”.- Y la biblioteca apareció en el espejo. No  Come cuentos atravesó el primero el espejo y tirando de los  niños estos entraron también.

Aparecieron todos  en la biblioteca alrededor del ordenador.

-Estamos vivos.-

-Y en la biblioteca...-

-Y sin ningún rasguño.-

-Si porque El Fantasma no Come cuentos no ha salvado.-

-¿Qué quieres que hagamos por ti no Comecuentos?.- Le preguntaron todos agradecidos.

Este se hizo primero el pensativo y luego sonrió. “que no toquéis el botón malo nunca más, ya que hay gente mala y muchos depredadores en internet que se aprovecharan de vosotros. Escuchar a los maestros desde pequeñitos sobre este tema y en todo, bueno y ahora iros a casa y descansar, pero os espero pronto por aquí, leer y estudiar”

Nada más terminar de decir “os espero pronto por aquí, leer y estudiar” desapareció como un fantasma porque él era así, él era el famoso Fantasma No Come cuentos.

 

Fin

 

 

Francisco Cerrato Rubio