UNA OPINIÓN MÁS: La caza de los gamusinos.
En Uceda hay agricultores, ganaderos, albañiles, artistas, electricistas, pintores, herreros, etc (todos excelentes antes y actualmente) y han estudiado vecinos y descendientes carreras como economistas, arquitectos, biólogos, abogados, ingenieros aeronáuticos, de caminos, industriales, ticónicos nucleares, médicos, cirujanos, informáticos, etc, como en todos los pueblos, pero de lo que más puede enaltecerse Uceda es que generación tras generación han salido los mejores cazadores de Gamusinos. Y los vecinos, muy hospitalarios, han enseñado también a numerosos forasteros y a los nuevos vecinos que se integraban en el pueblo. Pero lo que más nos interesa es que los jóvenes a una edad temprana como prueba de hombría comenzaban a cazar Gamusinos por primera vez invitados por los adultos o jóvenes más mayores. Aunque creó que ya han dejado de cazar Gamusinos, ya que cada vez quedan menos, y además porque es una constumbre avandonada. Los Ecologistas pueden estar de enhorabuena por ello. La tradicional caza la voy a relatar para que no quede en el olvido como si nunca hubiera existido. Aunque no se si la voy a explicar bien porque la caza de Gamisunos es muy compleja y además se suele efectuar por la noche. Para explicarla me pongo en el papel de un crío que quiere iniciarse, que bien pudriera ser un forastero o un nuevo vecino, y explicarlo en primera persona.
“Ya en primavera, con los campos hermosos y con su cereales recubriendo la inmensa mayoría del terreno como un inmenso manto verde que todo lo inunda de color en el que sobresalen magestuosamente las flores alegrándonos la vista con sus diferentes pinceladas de color, y siendo un crió me acerque a los jóvenes del pueblo, y los oí hablar que cuando segaran los campos irían de caza de Gamusinos, ya que estos se cazan de noche y entre la paja seca que queda tras cosechar. –Juanín, ¿quieres venirte este año a cazar Gamusinos con nosotros?”-. -Si- conteste rápidamente y sin dudar ya que había llegado la hora de hacerme mayor. Los forasteros también asentían ante semejante pregunta por quedar bien y los nuevos vecinos para integrarse rápidamente en el pueblo.
Cuando llego el día de la caza sentí miedo ante el sentido de la responsabilidad que me invadía y ante la oscuridad de la noche. Más me sobrepuse y allí estaba yo en la oscuridad de la noche y alumbrado solo por la luna aconsejado por los mayores. -Toma coge para empezar el saco que nosotros te lo iremos llenando de Gamusinos, que no se te escapen ¡eh!- me indicaron. Cogí el saco y empezó la alborotada caza de los Gamisinos con las manos y que eran como conejos pero con dientes más afilados con los cuales te podían morder. Todos corrían y se tiraban al suelo como si fueran porteros de fútbol y los gamusinos el balón que se quería escapar entre las manos. Me trajeron los gamusinos entre multitud de paja por lo que esta no me dejaba ver como eran realmente. -Cierra bien el saco, que no se escapen aunque parezcan amagados o sea acurrucados sin moverse se escapan a lo más mínimo que abras el saco”-. “Como pesan Madre” me dije pero no se me escaparían, no se reirían por ello de mí.- -Venga vámonos ya, tenemos suficiente, mañana cazaras tu Juanín, pero hay te toca cargar con el saco hasta en Bar, allí no los repartiremos-. Sude hasta llegar al Bar y allí delante de todos me hice adulto ya que al vaciar el saco aparecieron, entre carcajadas de los demás, unos cuantos preduscos entre la paja y que me dijeron que eran los Gamusinos. Desde ese día me hice un esperto cazador, espabile graciosamente, y ya estaba listo para enseñar a cazar los famosos Gamusinos.
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