L FANTASMA
COMECUENTOS
El cuento que os voy a contar trata de la misteriosa
historia del Fantasma llamado Comecuentos:
Este tenía una enorme cabeza y una boca tan
grande y misteriosa como la de las cuevas
mágicas y tan negra como el sucio carbón. Era desmesuradamente gordo
y poseedor de una enorme barriga. Iba
vestido como un antiguo pirata con
un grandioso sombrero decorada con una
calavera y en donde había pinchada una pluma roja. Tenía un parche verde en su
ojo izquierdo y en el ojo que le quedaba sano en el mostraba una mirada
desafiante. Se vestía con una camiseta blanca con rayas rojas horizontales y con
unos pantalones verdes. Su capa era una sábana blanca.
Nuestro Fantasma Comecuentos vivía solo y confinado en una antigua
biblioteca abandonada a las afueras del municipio. La puerta se encontraba
cerrada con un enorme candado bajo un letrero que decía “leyendo se
aprende”. Al letrero ya no lo leía nadie y se
encontraba roto y muy descolorido.
-¡Qué solo y triste estoy!-
se decía el fantasma Comecuentos sentado sobre un viejo baúl mientras se comía
devorando un hermoso libro de cuentos con sus afilados y resplandecientes dientes.
Desde lejos parecían ser puntiagudos
cuchillos como los utilizados por los sanguinarios piratas que en el
pasado surcaban los mares y océanos de nuestra tierra redondita.
-Nadie se acuerda de
mí- se compadecía desconsolado y triste.
De repente se sorprendió por
el ruido de cristales rotos. Oyendo el
alboroto comprendió que habían roto los cristales de una ventana y que debían
estar entrando unos niños a través de ella.
Estos niños eran muy traviesos y enormemente
desobedientes.
Juanito, Olga, Sara y Jorgito, que así se
llamaban, estaban entrando en la abandonada biblioteca por la ventana que
habían roto sin impórtales lo más mínimo el estropicio que habían cometido.
-Yo no entro más- exclamo
Sara temblando de miedo al observar la oscuridad reinante en el interior que
a duras penas solo dejaba contemplar el
abandono y el desorden de la habitación .
-Venga, no me seas miedica,
es divertidísimo- la increpó Juanito. Este alumbraba el interior con una pequeña linterna que llevaba incorporada a su
reloj.
-Estoy asustada- Confeso
ante los demás Sara.
-¿De qué te asustas?, Los
ogros ni los fantasmas existen- la recriminó Jorgito.
El fantasma Comecuentos,
escondido entre la penumbra, escuchándolos discutir se relamió. Los asustaría.
-Vale !Entremos¡- grito Sara
auto para no dar muestras de terror ante los demás.
Tras atravesar un oscuro
pasillo lleno de suciedad llegaron a una sala muy, muy grande, mejor dicho
inmensa.
Tras dar al interruptor de
la luz e iluminarse la sala observaron que estaba llena de estanterías y estas
llenas de muchísimos libros. El polvo los recubría y las arañas se habían
apoderado del lugar. Los atrapaban con sus repugnantes y sucias telarañas.
-¡Mirad! - Exclamó exaltado
Juanito tras pasar su mano por el manto de polvo. Aparecieron de improvisto
como por arte de magia los títulos de los cuentos.- hay muchísimos cuentos.-
-Muchísimos- afirmó Olga.
-Podremos leer cuentos todos
los días que queramos-les dijo Sara contenta por el descubrimiento y por haber
dominado sus miedos.
-Yo no leo cuentos-
Manifestaron a la vez Olga y Jorgito recriminándola.
-No seas tonta, es de
idiotas leer- la Increpo también Juanito.
-Es una estupidez leer- se
apresuro a rectificar Sara para no contradecir a sus inseparables amigos de
pandilla y de innumerables aventuras.
-El que quiera ser de
nuestra pandilla tiene que jurar diciendo “es un rollo leer”- manifestó
Juanito, y cogiéndoles de la mano les encomendó a cumplir la promesa de no
leer.- ¡Juremos!.---
-“Es estúpido leer, es
estúpido leer”- se juramentaron dando saltos de alegría y visiblemente
alborotados.
De pronto y de mágico
imprevisto les interrumpió una voz ronca y misteriosa: - UUUU, soy el fantasma Comecuentos, el terror de los
niños, y antes de que me enfade decirme ¿Qué hacéis aquí?-.
Olga, Juanito, Jorgito y
Sara se acurrucaron unos contra los otros temblando de miedo sin saber que
contestar.
-UUU, soy el fantasma Comecuentos
y ahora mismo voy a aparecer- le dijo dejándose caer de lo alto de un viejo
armario acompañado de una nube de polvo
a su alrededor. La inesperada aparición les paralizo.
-¿Qué hacéis aquí?- les
volvió a increpar tras ponerse delante de ellos e impidiéndoles escapar al
taponarlos la salida con su enorme barriga.
-¿Qué quieres de nosotros-
balbucearon asustados ante la enorme
imagen del fantasma?
-Soy el temido Fantasma “Comecuentos”, ... y quiero que me
veáis morder, devorar, .......engullir, comer ...un cuento.-
-¡¿Un cuento?!¡ - exclamaron
atónitos y muy sorprendidos.
-Siii, un cuento o dos-
contesto enérgico el Fantasma Comecuentos comiéndose cuatro cuentos a la vez.
- Te has comido cuatro, te
has comido cuatro- exclamó Juanito
- Me como los libros que yo
quiera. Yo soy el malvado Fantasma “come cuentos” y sí me contradecís, yo,
yoooo os como a los cuatro.-
.¡Mentira!- exclamó Sara
desafiante.
-¡¿Cómo?!- Exclamó el
malvado fantasma, y abriendo enormemente la boca se dispuso a tragárselos de un
solo mordisco.
-No nos puedes comer.- grito
Sara.
-¡¿Dime por qué no?!¡- la
amenazo irguiéndose.
- Tú eres el fantasma “Comecuentos”
y no el fantasma “Come niños”- le razonó Sara ante sus rojizas narices.
El Fantasma contrariado y de
improvisto comenzó a llorar.
-Es verdad- les dijo entre
sollozos- solo puedo comer cuentos.-
-¡¿Solo cuentos!?.-
preguntaron a la vez cariacontecidos
-Solo cuentos-. Les dijo
sumamente apenado.
-¿Y libros de mayores?- Le
pregunto Olga con picardía. Pensaba traerle todos los libros de sus padres.
-No porque es una maldición
infantil por no aprender a leer. No puedo comerme los que me gustan,
solo.....solo puedo comer cuentos, cuentos y más cuentos.- Les comunicó
mientras de sus ojos le brotaban ríos de lágrimas creando dos cataratas cayendo
al selo.
-No llores más “Comecuentos”
y dinos si te podemos ayudar- se apiadaron los cuatro ante sus desconsolados
sollozos.
El fantasma “Comecuentos”
les miro directamente a los ojos y alzando enérgicamente la voz les increpó-
¿vosotros acaso queréis robarme todos los cuentos para que no pueda comer?--
-Nosotros pertenecemos a la
banda “leer es una tontería”, ¿para qué vamos a robarte los cuentos?, nosotros
jamás leemos.- le contesto Juanito
-Para que me muera al no
tener nada que comer- afirmó el fantasma en primer lugar, después tras
rascarse la cabeza, pensar y reflexionar
les pidió ayuda.- si, si, quizás me
podréis ayudar a romper el conjuro al que estoy sometido desde mi niñez por el
solemne rey de los fantasmas.-
-¿Existe De verdad el rey de
los fantasmas?- le preguntó incrédula Sara o queriendo saber de una vez la
verdad.
-Si, y además es mi padre.-
-¡Mentira!- exclamaron los
cuatro rápidamente acusándole.
-Tened paciencia y escuchad:
“Yo era un bonito niño
fantasma que vivía muy bien, requetebién, mejor que nadie, pues como os he
dicho era hijo del rey de los fantasmas y de la reina de la admirada belleza y
hermosura. Yo lo tenía todo, numerosísimos juguetes, caramelos, que ricos
¿verdad?, tenía un hermoso caballo entre los muchos caprichos y un inmenso
reino para jugar, pero distraído por todos ellos olvide a aprender a leer, me
equivoqué pues creía que todo lo sabía y no leí ningún cuento.-
-¿En serio que no has leído
ningún cuento?- le interrumpió Sara Sorprendida.
-Exacto, todos los cuentos
me los leían y no aprendí a leer.-
- ¿Y por eso te castigaron?-
le pregunto interesado Jorgito.
-Si escuchad: todo se acabo
cuando el día de mí cumpleaños mi padre me regaló todos los cuentos del mundo.
-¿Todos los cuentos
publicados del mundo?, No me lo creo, es imposible.- le increpó Olga observando
todos los libros de las estanterías.
Todos los publicados no cabrían en las estanterías.
-Todos, todos y todos; me
los trajeron de todas partes del mundo en los grandísimos estómagos de miles de
ballenas, ¿os lo podéis imaginar?.-
-Eso es mentira- le chilló
Olga ante sus sorprendidos amigos.
-¿¡Mentira!?, y todos estos
libros de donde creéis que han salido, ¿acaso estáis ciegos?;... los que faltan
me los he comido, y aún ¡ no he acabado con todos!,... cada día escriben más.-
-Perdona.- Se disculpo Olga
arrepentida.
-Soy el fantasma Comecuentos
porque mi padre el Rey de todos los Fantasmas del mundo entero el día de mi
cumpleaños ofendido me llamó así inmortalizándome. No me puedo morir. En ese
día de fiesta después de cortar la enorme tarta imitando a un libro ante todos
los fantasmas del mundo me dijo: “léenos un cuento”, y no pude- dijo
entristecido y rompió a llorar- no pude leer ninguno, ¡ninguno! Y al comprobar,
mi padre el rey de los fantasmas que inesperadamente yo no había a prendido a
leer, avergonzado y malhumorado ante las risas de sus súbditos fantasmas, me
dio el titulo de “Fantasma Comecuentos”, castigándome a comerme finalmente
todos los cuentos del mundo.
-¿Toda tu vida? Exclamaron a
aterrorizados ante tal cruel castigo Juanito, Olga, Sara y Jorgito.
-Toda mi vida-
-¿Y todos los cuentos?-
pregunto Sara
-Todos.- Contestó categóricamente.
-¿Y los que escribirán?-
-He dicho que todos, los que
están escritos y los que escribirán.-
-¿Y no lo puedes remediar?-
pregunto Jorgito.
- Que se los coma todos, a
nosotros que nos importa, nosotros no leemos cuentos.- sentencio Juanito
-No podré romper el cruel
conjuro hasta que me coma todos, todos, todos los cuentos del mundo, y los
odio, saben a tinta. ¡Ojala hubiera aprendido a leer!.-
-Si te comes todos los
cuentos dime ¿Qué leeremos todos los niños del mundo?.- Preguntó Sara
olvidándose pertenecer a la pandilla que no lee cuentos.
-Me los comeré de dos en
dos, de tres en tres o de cinco en cinco hasta que acabe con todos, y me da
igual, porque los niños de ahora casi no leen ¡cuentos!, Así que me comeré
todos, todos y todos los cuentos del mundo.- Así les descubrió sus malvadas
intenciones el fantasma Comecuentos que
cruelmente que mirando los libros se relamía.
-¿Es injusto?- exclamó Sara
entristecida.
- Y que más os da a vosotros
sin hasta juráis que no queréis leer, ni leéis. Yo quiero acabar con mi
maleficio y ahora mismo me voy a come unos cuantos cuentos.- la dijo mientras
se ponía un babero de muchos colores. Tras ello se comió seis de un solo
mordisco y relamiéndose les comunico:
- Y ahora mismo no voy a
parar de comer cuentos hasta que acabe con todos, todos y todos los cuentos del
mundo. JA, JA, JA-.
Juanito, Sara, Olga y
Jorgito de improviso y sin saber ¿por qué? Decidieron salvar valientemente
todos los cuentos que pudieran. Se
llevarían en sus manos todos los que pudieran para salvarlos del
Fantasma Comecuentos.
A la voz de “!Salvemos los libros¡” comenzaron
a coger libros de cuentos. Cuando no podían soportar más en sus manos
emprendieron rápida la huida de la biblioteca abandonada. El fantasma Comecuentos como un payaso de
circo corría detrás de ellos intentando impedírselo. Se tambaleaba
graciosamente por el peso de su enorme barriga y además porque no podía verlos bien ya que al
correr el babero le tapono los ojos.
Malhumorado gritaba: -No huyáis, me los comeré
todos, absolutamente todos, no me dejare ninguno, ¡ninguno! Yo soy el malvado fantasma Comecuentos y no
escapareis con los cuentos, tengo que comerme los cuentos, todos los cuentos
¡todos!, Escuchadme todos ¡todos! ¡Absolutamente todos!-.
Los cuatro niños escaparon
por la ventana ya que la puerta estaba cerrada con un viejo y oxidado candado.
Al salir exclamaron gritándole:
-“Jorobaté”-.
Después ya alejados de la Biblioteca y más
tranquilos quedaron para reunirse por la
noche en el garaje de Juanito.
El fantasma Comecuentos
viéndoles que se llevaban unos cuantos
cuentos sonriente balbuceo:
-”Me ha costado mucho sudor al
darme unas cuantas carreras detrás de ellos, pero creo que ha merecido la pena,
me he divertido”.-
A la mañana
siguiente amaneció el día con una inmensa niebla. Esta no impidió que los
cuatro niños se encontraran a las puertas de la tenebrosa, misteriosa y
abandonad biblioteca. Valientemente lo habían decido la noche anterior. Les
llamaba enormemente la atención la olvidada biblioteca y sus libros. Decidieron
salvar más libros.
Iban vestidos para la
ocasión con ropas de camuflaje en busca de su
fantasmal aventura. En sus rostros se apreciaba visiblemente la enorme
decisión ante el reto de salvar los libros. Llevaban una carretilla. Con ella
trasladarían todos los cuentos posibles a sus casas para salvarlos de su mal
final que no era otro que ser comidos y devorados por el fantasma Comecuentos.
Tras saludarse
e infundirse ánimos para la ardua tarea que les esperaba Jorgito exclamo
fuertemente como himno común de
aventuras: - ¡Salvemos a los cuentos!..-
-Salvémosles- Asintieron decididos.
Cuando habían
dejado la carretilla al lado de la ventana rota y comenzaban a introducirse en
la biblioteca de ella detrás de unos arbustos salió una voz que les decía:
-¡Esperad!.
Los cuatro niños se giraron
sobre sus talones y sorprendidos vieron a una inmensa columna humana compuesta
por niños de todas las edades que iba saliendo de detrás de los arbustos. Algunos niños habían oído los comentarios de
Sara, Jorgito, Olga y Juanito sobre la misteriosa biblioteca y sobre todo del
malvado fantasma Comecuentos. Las noticias se habían extendido por la mayoría
de las pandillas de los niños.
Muchos niños, de todas las
edades, preocupados y reflexionando habían decidido salvar los cuentos
abandonados en la biblioteca y defenderlos del fantasma Comecuentos. Otros, en
menor número, se mostraban intrigados y querían conocer en persona al malvado
fantasma Comecuentos.
-¿Qué hacéis aquí? Les
pregunto Jorgito subiéndose a un robusto banco de madera sorprendido ante la
visión de tantos niños y niñas.
-Todos queremos ayudaros a
salvar los cuentos del fantasma Come cuentos,
no dejaremos que se los coma, Hay que salvar los cuentos para los niños
del mundo.-
-Sara, Olga, Jorgito y
Juanito se miraron entre sí y afirmando con la cabeza y alzando la voz
exclamaron: “De acuerdo, pero nosotros entraremos primero.-
-¡Adelante!- grito Jorgito.
- Adelante- confirmo Sara.
-Adelante- gritaron todos.
Tras entrar Sara, Olga,
Jorgito y Juanito en la abandonada biblioteca comenzaron a introducirse todos
los niños en silencio por la ventana rota. Mostraban un miedo enorme en sus
rostros al entrar a la misteriosa biblioteca. Se preguntaban la mayoría de
ellos: ¿Nos comerá el fantasma Comecuentos?. Dominaron el pánico que casi les paralizaba sus cuerpos
para poder salvar los libros del
fantasma.
Ya dentro numerosos niños en
una gran sala que estaba sin luz y donde
dominaba la inmensa oscuridad Sara dio la luz. Se asustaron por la sorpresa que
estaban viendo. Y ¿Que estaban viendo?
La biblioteca estaba espléndidamente decorada
y absolutamente todo estaba limpio y ordenado. Las mesas para la lectura
estaban relucientes y los libros magestuosos en las estanterías y no, no había
rastro del fantasma Comecuentos.
-¡¿Qué raro?!!- Exclamaron
atónitos los cuatro amigos de aventuras.
-¡Nos habéis engañado!- les
gritaron los demás niños enfurecidos.
Los cuatro mirándose a los
ojos no comprendían lo que había pasado. Realmente no lo soñaron.
-No os cabréis, no sabemos
lo que ha pasado, ayer toda la biblioteca estaba lleno de telarañas y de polvo-
los intento aplacar Sara- para intentar aclararlo vayamos al lugar donde ayer
conversamos con el malvado fantasma Comecuentos- prosiguió Sara decidida.
En la sala, que también
estaba sumamente limpia, no divisaron al fantasma Comecuentos. Estaba repleta
de sillas y mesas con ordenadores sobre ellas. Uno de los ordenares, cuya
pantalla ocupaba casi toda una pared, estaba encendido.
-Hola- se oyó por toda la
sala.
Los niños se asustaron al
oír la voz y más aún al ver al fantasma Comecuentos que en la pantalla del
ordenar les sonreía.
-Hola niños, esto es una
videoconferencia. No os asustéis. Les dijo el fantasma Comecuentos con
naturalidad y viéndoles conmocionados prosiguió: - no os asustéis porque
vosotros niños me habéis salvado, al intentar salvar los libros de mis afilados
dientes habéis roto mi maleficio y ya no como libros y como premio me han
otorgado el don de saber leer, ¡sé leer! Y es divertidísimo leer, así que yo
para recompensaros he arreglado la biblioteca y me he bautizado desde hoy con el nombre de Fabuloso
Protector de niños, y espero que aprendáis la lección con mi ejemplo que
siempre como yo se puede cambiar a mejor, sobre todo leyendo.-
- Habrás aprendido a leer
pero sigues teniendo la misma enorme barriga- le increpo Sara sonriendo.
- Bueno, bueno no todo se puede cambiar rápidamente como veis, adiós
y ser buenos-.
Nada más despedirse el
fantasma ya no Comecuentos y si el Fabuloso Protector se encendieron todos los
demás ordenadores magicamente.
-¡OH!- Gritaron todos los
niños sorprendidos al irse la imagen de fantasma ya no Comecuentos y si
protector de los niños en la biblioteca...
Tras unos
segundos de desconcierto los niños entusiasmados se dispersaron por las
diferentes salas de la biblioteca. Comenzaron a coger cuentos para leerlos de las abarrotadas estanterías.
También utilizaron los ordenadores conectados a Internet con enorme alegría e
interés.
Había un
programa en el que se podía acceder a través de Internet a todos los cuentos
del mundo y estos estaban traducidos en todos los idiomas del mundo que se
llamaba “La librería del fantasma Comecuentos”.
Sara, Jorgito,
Olga y Juanito se entristecieron por la marcha repentina de fantasma no
Comecuentos. Le empezaban a echar de menos sorprendentemente. En parte les
había cambiado su opinión sobre los cuentos.
-Leamos- exclamó Juanito- Es
lo que él quiere que hagamos-
-Leamos- manifestaron los
cuatro amigos de aventuras juramentándose en hacerlo.
El fantasma no Comecuentos en
algún lugar de Universo los observaba y a las redes sociales en busca de luchar
contra el mal y encomendándose a la
tarea de defender a todos, todos, todos los niños del mundo.
Se acabo.
Ah no. Este cuento todavía
no se ha acabado.
Sara; Jorgito,
Juanito y Olga se acercaron a un ordenador. Este tenía un botón rojo. En se
leía: “No tocar. Peligro”. En él estaba escrito una frase con letras mágicas
que ellos no sabían leer y que decía: “Apretando el botón te aventurarás en
un juego tenebroso del que es muy difícil volver”.
-Eso de peligro es mentira.-
dijo Juanito dándose importancia.
-No toquemos por si acaso.-
les prohibió Sara.
-Eso es una tontería, ¿qué
puede pasar?, Nada, es una tontería.- dijo Jorgito dándoselas de listo.
- Hay que hacer caso, mi
padre siempre dice que no hay que meterse en peligros que no conocemos- volvió
a reafirmarse Sara.
-¡Que tontería!.- dijo Olga
dándoselas de valiente.
Jorge hizo que
iba a tocar la tecla prohibida cuando se le adelantó Juanito que haciéndose el
valiente la apretó mientras les sonreía.
-¡No!- grito Sara
La pantalla del
ordenador se puso tan negra como el color de un sótano oscuro a la vez que un
ruido terrorífico como una puerta chirriando al abrirse se oyó por sus
altavoces.
De una manera sencilla y sin meteros miedo os
diré que los engulló la pantalla del ordenador. Se creó un grandísimo vacio vacío
en su interior que los arrastro dentro en un abrir y cerrar de ojos.
Desaparecieron sin dejar ningún rastro. Los demás niños no se dieron cuenta de
lo sucedido, pero si, alguien lo había observado y no era otro que el Protector
de los niños o sea el “Fantasma no Comecuentos”.
Si el fantasma no
Comecuentos lo había visto todo. “No debieron haber apretado ese botón” se
dijo. Era una trampa para los niños ingenuos. Sabían que si estaba prohibido no
podrían reprimirse y lo apretarían. El malvado que había creado ese infernal
invento se saldría con sus deseos.
Llevaría a todos los niños y primero a Sara, Olga, Jorgito y Juanito al mundo repetido de la tierra, pero en vez
de ser redondo era cuadrado y en él habitaban solo los feos fantasmas y los malísimos y horrendos ogros.
El fantasma no
Comecuentos se afligió. Sin ayuda no podría salvarlos. No podía apretar el
botón. Si lo hacia se moriría al
instante ya que él era un fantasma y lo tenía terminantemente prohibido.
Pasó unas horas
angustiado y pensado en si apretar a la tecla prohibida. Si era verdad tal
prohibición moriría y no podría ayudar a los niños. Sin encontrar otra solución decidió apretarlo para ir donde
estaban los niños y salvarlos. Les había prometido ser su protector siempre. Se
arriesgaría a morir.
Cuando iba a
apretar la techa prohibida una voz le interrumpió.
-Oiga ha vista a una niña
que se llama Sara por aquí.-
-Que se llamen Sara hay seis
en este momento en la biblioteca.- la contesto indiferente el Fantasma no ComeCuentos
preocupado por los cuatros niños engullidos por la pantalla del ordenador.
-Estuvo aquí ayer y me hablo
de ti Comecuentos, vino para salvar los cuentos de la biblioteca, creo.-
-Tienes miedo de mí-
-No, me han hablado algunos
niños de que cambiaste a bueno, ¿eres bueno de verdad?- termino preguntándole
temblorosa ya que aún tenía un poco de miedo ante la presencia del fantasma
comecuentos.
-¿Cómo te llamas guapetona?-
la pregunto El fantasma no ComeCuentos.
-Eva- Contesto la niña con
pelo marrón, peinado para un lado y poseedora de unos ojos preciosos y
marrones. Lo más bonito de todo era su sonrisa sincera que solía esbozar casi
continuamente. Tenía un collar con diminutas piedras de distintos colores.
-Un nombre muy bonito, a mí
llámame No Comecuentos, pero Eva tenemos un problema, un problema muy serio.-
-Yo no he hecho nada malo.-
le dijo afligida Eva
-No guapetona tú no has
hecho nada malo, ha sido un malvado que ha hecho un juego de ordenador muy
monstruoso donde a través de él trata de capturar a niños para llevárselos a
otro mundo.-
-¿Qué es eso de otro mundo?-
pregunto Eva no entendiendo. ¿Qué ha ocurrido a mi hermana Sara?-
-Que ella y sus tres amigos
han apretado en el botón prohibido. Al apretar el botón del juego prohibido introducido en el
ordenador este se los ha llevado a otro mundo, pobrecillos.-
Eva rompió a llorar. Ella
era más pequeña que su hermana y la quería mucho. Pero pensando que llorar no
servía para nada le pregunto: -¿Qué podemos hacer?-
-Pues quiero ir a buscarlas
a ese otro planeta, pero si toco el botón prohibido como Fantasma no comecuentos
moriría en el acto.-
-Ya pero si le doy yo no
morirías y podríamos salvarlos.-
-No, no, no, Eva es
peligroso y no estoy seguro de ello, solo podemos esperar.- se expreso el
fantasma no Comecuentos poniéndose a llorar.
De improviso Eva gritó:
-Vamos allá- Y acto seguido apretó el botón prohibido con decisión.
La pantalla del ordenador se
volvió negra como una cueva oscura o una mazmorra mugrienta y sin ventana. A la
vez una voz de ultratumba o del más allá surgió como arte de magia y les dijo:
-Ignorantes, soy unos ignorantes, del mundo cuadrado al que vais no regresa
nadie jamás, jamás.-
En la última palabra la pantalla del ordenador
se engulló a no Comecuentos y a Eva rápidamente.
De repente aparecieron
como arte de magia o juego misterioso del ordenador en el espacio exterior
montados sobre un gran burro. Podían respirar y se iban alejando de la tierra
volando a lomos del misterioso burro. En este momento pasaban al lado de la
luna.
-¿Qué ha ocurrido?- preguntó
Eva visiblemente asustada.
-Que hemos entrado en el
interior de un juego de ordenador, somos sus protagonistas y nuestro vehículo
espacial es un burro. Que no habla-
El burro rebuznó para que
comprendiesen que estaba vivo.
-Podemos respirar- anunció
Eva calmándose viendo la luna.
-Si, y debemos salvar a tu
hermana y amigos, pero no sé como.-
-El juego nos llevará hasta
ellos, mira qué bonita es la luna y mira la tierra, que hermosa es, es
maravillosa.- dijo Eva como improvisada astronauta y apasionada con todo lo que
veía.
De repente la velocidad a la
que viajaban cambio a la velocidad de la luz hasta que pararon al lado de un
planeta rojo.
Del planeta se aproximo un
monstruo rojo y con tres cabezas de diferentes colores,.Eran azul, amarillo y
verde, que les dijo:
1 cabeza: Ja, ja, ja, estáis
dentro de un terrorífico juego, ¿por qué pulsasteis el botón prohibido?
-Para salvar a mi hermana
Sara y sus amigos.- contesto Eva sin ningún miedo, aunque confusa.
2 cabeza: Tu hermana y
amigos están encerrados en el Castillo del Ogro “Don Malón el Malo” del planeta
cuadrado.
-¿Qué es el planeta
cuadrado?- Pregunto Eva
-¿Y donde esta, y como
podemos ir allí?- pregunto el fantasma no Come cuentos.
Cabeza 2: No os lo diré,
jorobaros. No os lo diré, entendido, yo no lo os lo diré.
Eva y no Comencuentos le suplicaron a la vez: -
¿dínoslo por favor?
Cabeza 2: Aquí no hay por
favores que valgan, no os lo diré.
Cabeza 3: Os lo diré yo. El
Planeta cuadrado es igual a la tierra pero en vez de ser redondo es cuadrado y
para llegar tendréis que responder a una pregunta cada vez que paréis en un
planeta. ¿Qué planeta es ese que tenemos al lado?
-Marte, Marte.
Respondió Eva rápidamente.
De repente el burro se
convirtió en bonito delfín que a una velocidad vertiginosa les llevó a otro
planeta. Este era inmenso y con franjas
de colores. El delfín se paró y del planeta salió un murciélago que se puso
frente a ellos y les pregunto: ¿Cuál es el planeta más grande del sistema
solar?
El fantasma no Come cuentos
se entristeció ya que el casi no sabía nada porque no había aprendido a leer y
no fue a la escuela. Pensaba que el borrico que se convirtió en delfín era más
listo que él.
-El más grande, el más
grande es Júpiter- contesto Eva.
De nuevo el delfín se
convirtió en un águila imperial que los llevó por el espacio a gran velocidad
hasta que se paro al lado de otro planeta. El planeta era grande aunque un poco
más pequeño que el anterior y sus anillos alrededor de él le dan un aspecto muy
bonito.
Del surgió una serpiente del
color del planeta con colmillos alrededor de la boca. En sus espaldas iba
montada una cucaracha muy fea que les
pregunto:
-¿Qué planeta es ese?-
-Saturno- contesto segura de
la respuesta Eva.
De nuevo y como así era el
misterioso juego se vieron surcando el espacio
en lomos de un elefante de color verde y con la trompa roja. Este les
llevó hasta parar en otro planeta más pequeño y azul-verdoso.
Del surgió un tiburón con
sus dientes muy afilados y al llegar junto a ellos pregunto:
-¿Cuál es el séptimo planeta
del sistema solar?
-Urano- contesto Eva
El elefante se convirtió en
una cigüeña que les llevo a otro planeta más azul del que salió un pez muy raro
y muy feo que les pregunto:
¿Cómo se llama este planeta
con nombre de dios romano y que es el Dios del ma?r.-
-Neptuno.- afirmo
rotundamente Eva.
La cigüeña se convirtió en
un hermoso caballo y tan blanco como la nieve que les llevo a otro planeta.
Este era pequeño y del él salió un tenebroso fantasma con una sábana blanca
enredada a su cuerpo y con dos ojos de cocodrilo montado sobre un tiranosaurio
res con las patas de buitre negro, con
alas de dragón, con una cola de la más venenosa culebra y con un bigote negro.
El fantasma leyendo un papel les dijo: Como solo ha contestado hasta ahora Eva
a las preguntas para que podáis llegar los dos al planeta cuadrado tiene que
contestar solo el fantasma come cuentos, si no es así seréis expulsados los dos
del juego. Él será encerrado en las mazmorras del planeta nunca volverás y tu
Eva volverás a salir del ordenador en la biblioteca y nunca más podrás jugar y
rescatar a tu hermana, no digáis nada y que responda come cuentos. Dime tonto
Come Cuentos ¿es este un planeta sí o no?
No Comecuentos empezó a
sudar mucho, muchísimo, ya que él nunca
había ido al colegio por no saber leer y no sabía la respuesta. Se
maldecía por no saber qué contestar y estaba
profundamente arrepentido de no haber aprendido casi nada. Los niños no se
salvarían por su cumpa. Pensó en suplicarle tras afirmar que no sabía la
respuesta para que les dejase llegar al desconocido planeta cuadrado.
-Tienes cinco segundos para
responder- dijo el tenebroso fantasma con ojos de cocodrilo y señalando a Come
cuentos para que el solo contestase empezó a contar:-, uno, dos tres, cuatro.-
El fantasma iba a decirle
“no sé la respuesta” pero solo le salió el no inicial de la frase como
respuesta. –No- Cuando iba a continuar
la frase fue interrumpido por el tenebroso fantasma.
-Y cinco, bien te ha dado
tiempo a contestarme “No” en estos cinco segundos, pero espera que voy a ver si
has acertado.- El tenebroso fantasma a lomos del extraño dinosaurio abrió un
sobre cerrado de donde leyó la respuesta correcta y le comunico con suspense.-
Eres un fantasma tonto y gordo pero has
aceptado, así que de aquí iréis montados
a caballo hasta el planeta cuadrado. Como recompensa a todos vuestros aciertos
podréis apreciar contemplando el hermoso paisaje del Universo hasta que llegáis
al planeta Cuadrado. Habéis tenido suerte porque si se llega a equivocar este
gordo en la respuesta os habría comido a los dos con mi hambriento dinosaurio.
Este abrió la boca mostrando sus 56 dientes afilados y dijo: -Deja que me los
coma, tengo ganas de devorarlos -
- Cállate, no puede ser porque han acertado todas las respuestas.- le
prohibió cabreado el fantasma de ojos de
sangriento cocodrilo.
El caballo que se llamaba
"Hablador", porque este sí que
hablaba no como el burro que solo rebuznaba" les llevo por el universo.
Contemplaron multitud de estrellas. Algunas tenían planetas girando alrededor
de ellas como la tierra alrededor del Sol. Y los planetas tenían sus satélites
como la luna girando sobre la tierra. También divisaron meteoritos y los
famosos agujeros negros. La inmensidad del universo les atrapo emocinalmente
con su belleza y con su gran colorido. Divisaban planetas de todos los colores.
El caballo les iba informando de todo lo
que veían como en una visita guiada. Tras unos días hermosamente bellos por lo
que veían y angustiados por lo que comían y bebían y que no era otro que lo que
había en las alforjas del caballo llegaron al planeta cuadrado. Este era igual
que la tierra, con sus océanos, sus continentes y sus polos helados. Se veían
que había ríos y montañas. Era
exactamente igual a la tierra donde vivimos. Tenía los mismos continentes, y
océanos. Las montañas eran las mismas, los desiertos y los ríos. Era una
fotocopia de la tierra pero a diferencia
de la tierra es que este planeta era cuadrado. Si cuadrado. Exactamente
cuadrado. Además en este planeta solo vivían monstruos y fantasmas. El caballo
se dirigió a un paraje desierto donde solo se divisaba montañas de arena en el
horizonte. De repente apareció un castillo sucio y tenebroso. Empezó a dar
vueltas alrededor de este como si el misterioso castillo fuese su destino o sea
el castillo de Don Malón el Malo. Sobrevolándole vieron que en el interior de
su recinto cerrado por altas y férreas murallas estaba lleno o repleto de ogros
hambrientos y de fantasma horrendos.
-¿Dónde les dejo?- pregunto
de repente el caballo habiendo cumplido ya su misión de traerles al mundo
cuadrado y hasta el castillo de Don Malón el Malo.
Eva no supo que contestarle.
No Comecuentos pensando rápidamente y tomando una decisión le indico que les
dejara en una torre muy alta del castillo. La torre parecía abandonada y además
pensó que tardarían en llegar hasta allí los horrendos monstruos si eran
descubiertos.
Se bajaron del caballo en
silencio y rápidamente. El caballo les deseo suerte.
En la torre había dos puertas abiertas.
Dudaron por cual entrar. Adivinaron que debían bajar hasta las mazmorras para
salvar a su hermana y demás niños.
Se decidieron por la que les
prohibía el paso con un cartel donde ponía: “PROHIBIDO EL PASO. PELIGRO .OGROS
HAMBRIENTOS. “ Bajaron creyendo
que era mentira que por esa puerta se topasen con los ogros, que con el cartel querían
engañarlos. Bajaron tres mil doscientos treinta y tres escalones casi a
oscuras. No hicieron ruido mientras bajaban. En las paredes había colgadas
fotos de monstruos de todo tipo y todos, si todos eran feos y horribles. Daban
miedo con solo ver su fotografía. Al llegar al final de la escalera decidieron
investigar saliendo a través de una puerta de piedra. Aparecieron en una
explanada que estaba cercada por férreas
y altas murallas.
-La hemos fastidiado.-
exclamo Eva asustada al ver a cientos de ogros. Estos les vieron y salieron corriendo hacía ellos
abriendo sus grandes bocas llenas de dientes afilados.
-No todavía no, ya se nos
ocurrirá algo antes de que nos coman.- inquirió no Come cuentos no dándose por
vencido.
Había cientos de monstruos
de todo tipo. Los había con 2, 4 0 30 cabezas y de colores diferentes. Había
otros sin cabeza y los más horrendos se tiraban pedos que parecían truenos.
-A comer.- gritaron los
ogros- tonto el último.-
-Si no nos coméis os regalo
este collar de piedras de colores que en
mi país vale mucho dinero, con él podréis comprar lo que queráis-chilló Eva
sabiendo que no valían nada pero queriendo salir viva de lo que la parecía una
cruel pesadilla. Y en esta no quería ser
devorada y comida por los monstruos.
-Mentira, Mentira, mentira,
ese collar no vale nada- retumbo como eco al ser pronunciado por la inmensa
multitud de monstruos reunidos en la explanada. En esta no había ni un solo
árbol.
-Vale, es mentira, no valen
nada, me lo quedaré yo, solo es para mí.- Chillo de repente Eva dándoles la
razón.
La multitud de ogros sin
comprensión alguna comenzaron a chillar: -“Mentirosa, mentirosa, si vale mucho. Dánoslas o morirás, dánoslas o
te comeremos de un solo mordisco.-“
Eva rompió la cuerda que
unía todas las piedras de colores y lo arrojó al suelo. Las distintas piedras
de fantásticos colores se dispersaron por todo el suelo. De repente a la voz de
“es mía” la multitud de ogros empezó a comerse unos a otros para quedarse con
todas las piedras del collar que en realidad no valían nada. Aprovechándose del
sangriento festín y alboroto entre los monstruos Eva y Come cuentos huyeron
rápidamente.
-Vamos Come cuentos vámonos
de aquí.-
-Eva eres muy lista, los has
engañado, subamos por donde vinimos.-
Tras un tiempo angustioso y
cansados de subir los escalones llegaron ante la otra puerta de la torre. Esta
no tenía ningún cartel. Esta estaba cerrada y tenía clavado un cráneo en su
recia madera negra. Daba miedo.
-Debe ser esta puerta la que
nos lleve ante tu hermana.- dijo no Come
cuentos mientras empujaba la puerta. Esta se abrió inesperadamente.
-¿Y si no es así, que
hacemos, nos comerán?- le pregunto Eva cansada y asustada.
-Averigüémoslo, prometí
defenderlos.- manifestó no Come cuentos primero con un semblante serio y
después seguro de si mismo comenzó a bajar por los escalones. Eva le seguía en
silencio.
Al llegar a un descansillo
Come cuentos se paró en seco y exclamo:
- ¡Quieta!-
-¿Qué ocurre?-
-En los cuentos que me contaban
siempre había monstruos guardianes de las mazmorras y aquí no hay ninguno, debe
ser, si debe ser que hay alguna siniestra trampa en estas escaleras.- manifestó
Come cuentos.-
- En las
escaleras anteriores no había ninguna trampa.-
-
Porque acababan en la explanada de los monstruos que
devoran a todo el que baja por ellas, aquí si hay trampa, observemos.-
-
-Mira, en la pared hay tres barras verticales que
parecen los arañazos producidos por las garras de un monstruo.- Le enseño Eva a
no Come cuentos.
-
No son arañazos, es él numero tres en Latín y ya sé lo
que significa.-
-
¿El qué?- pregunto Eva incrédula.
-
Que hay que bajar los escalones de tres en tres.-
-
¿Cómo lo has adivinado.-
-Me lo contaron en un
cuento.
-¿En un cuento?.-
-Si tenemos que bajar
pisando los escalones de tres en tres. Los otros escalones están malditos
y te tragaran como si fueran arenas
movedizas, así que hazme caso y bajemos de tres en tres los escalones.-
-De acuerdo.- acepto Eva no
creyéndole pero pensando que por hacerle caso no pasaba nada malo.
-Comenzaron a bajar por la
circular escalera los escalones de tres en tres y como mucho cuidado de no
equivocarse al contarlos. Cuando habían bajado cinco metros una voz ronca y
horrible desde el descansillo anterior les amenazó: -Os voy a comer a los dos.-
-¿Por qué si no es hora de
comer todavía?- le pregunto Eva.
-Porqué me he comido como
aperitivo a todos los monstruos de la explanada para conseguir tu collar, y
ahora no puedo dejar de comer, así que os comeré como postre.- les manifestó el
ogro que tenía el cuerpo de un diplodocus, la cabeza de una araña, y tantas
garras como un ciempiés. Su cola acababa en la cabeza de un vampiro para
guiarse por la oscuridad y este se reía de ellos.
-Huyamos de tres en tres.-
grito no Come cuentos emprendiendo la huida.
-Ja, ja, ja, que tontería de
tres en tres si solo sois dos, no
escapareis, yo soy más rápido que vosotros, yo no lo siento y os voy a comer
ahora.- les dijo el ogro empezando a bajar por la escalera. De repente y al
pisar el segundo escalón este se lo trago
en un segundo por arte de magia. Desapareció. El escalón se lo comió por
no bajar de tres escalones en tres.
-Perdona no Come cuentos, llevabas razón.- Se disculpo Eva
viendo con el segundo escalón se trago al monstruo.
-Lo sabía, algo se aprende escuchando.-
Ya más tranquilos continuaron bajando los
escalones de tres en tres hasta que llegar a otro descansillo en el descenso
por la siniestra escalera de caracol. En este observaron un espejo antiguo. Lo
raro es que tenía una cámara en su parte superior del marco. Lo miraron para
verse reflejados en él y descubrir si sus caras mostraban síntomas de cansancio
o de miedo. Se sorprendieron. No reflejaba sus cuerpos.
-Es imposible.- exclamo Eva
-Estamos en el mundo
cuadrado y no es exacto al nuestro, aquí hay otra trampa seguro, pensemos.-
-¿Continúanos bajando?, ¿Qué
habrá al final de las escaleras?.- pregunto Eva indecisa.
En el espejo aparecieron
inesperadamente unas imagen nítidas como un documental. En él se mostraban
inmensos océanos de lava incandescente que rodeaban países cuyos habitantes
eran monstruos. Y lo demás todo era fuego.
Eva y no Come cuentos se
echaron para atrás asustados.
-Quiero volver a casa- dijo
Eva.
La imagen de su casa
apareció en el espejo durante unos instantes.
-Bien, bien, bien- exclamó no Come cuentos a la vez que
cogiendo a Eva de las manos y comenzando a bailar con ella al corro de la
patata.
-¿Por qué?-- preguntó Eva no
comprendiendo nada.
-Porque el espejo, si este
enigmático espejo nos llevara hasta tu hermana Sara y sus amigos, venga hazme
caso y di quiero ir con mi hermana Sara.- la aclaró no Come cuentos.
-Quiero ir con mi hermana
Sara, y ahora.-
En el espejo apareció una
oscura mazmorra, donde había encadenados cuatro niños.
-Son ellos.- exclamo Eva
-Si son ellos y les vamos a
rescatar.- Manifestó decidido no come cuentos
rascándose la cabeza
-¿Pero cómo llegamos a
ellos?, no sabemos el camino.-
-A través del espejo,
sígueme.- dijo y acto seguido traspaso el espejo.
Eva también traspaso el
espejo.
Este les engullo y los
trasporto hasta salir por otro espejo.
Salieron en la oscura
mazmorra.
Sara, Olga, Juanito y
Jorgito se sorprendieron
-Es mi hermana.- grito Sara.
-Y el Fantasma Comecuentos.-
gritaron los demás.
-Si soy el fantasma no Come
cuentos y como os prometí os salvaré.- les dijo acercándose y sonriendo. Eva
salió corriendo a abrazarse a su hermana Sara.
-Vámonos deprisa por el
espejo antes de que desaparezca, seguidme.- los encomendó no Come cuentos la
vez que rompía las cadenas que les tenían prisioneros.
Todos se introdujeron por el
antiguo espejo que les transportó hasta el descansillo de las escaleras que
subían a la torre del castillo del Don Malón el Malo aunque ya no vivía en él.
-¿Estáis bien?- pregunto no Come
cuentos.-
-Si – contesto Jorgito.
-Nos tenían prisioneros para
comernos mañana.- les aclaro Olga
-Hay cientos de ogros, todos
muy feos.- Dijo Juanito
-Ya no queda ninguno,
estaros tranquilos por eso.- les informo Eva
-¿Cómo nos habéis
encontrado?-Jorgito
-Dando al botón prohibido
del ordenador.- les aclaro Eva contenta de verlos vivos.
-¿Cómo regresaremos?-
preguntó Sara aun asustada.
-Por el espacio exterior no
sé el camino a seguir, el único camino que sé es a través del espejo.- le
contesto no Come cuentos pensativo
-¿A través del espejo?-.
preguntaron todos sorprendidos.
-Si a través del espejo,
agarraros de las manos y pensar en la biblioteca, repetir conmigo “quiero ir a
la biblioteca.- les encomendó no Come cuentos-
-Todos repitieron- “Quiero
ir a la biblioteca”.- Y la biblioteca apareció en el espejo. No Come cuentos atravesó el primero el espejo y
tirando de los niños estos entraron también.
Aparecieron todos en la biblioteca alrededor del ordenador.
-Estamos vivos.-
-Y en la biblioteca...-
-Y sin ningún rasguño.-
-Si porque El Fantasma no
Come cuentos no ha salvado.-
-¿Qué quieres que hagamos
por ti no Comecuentos?.- Le preguntaron todos agradecidos.
Este se hizo primero el
pensativo y luego sonrió. “que no toquéis el botón malo nunca más, ya que hay gente
mala y muchos depredadores en internet que se aprovecharan de vosotros. Escuchar
a los maestros desde pequeñitos sobre este tema y en todo, bueno y ahora iros a
casa y descansar, pero os espero pronto por aquí, leer y estudiar”
Nada más terminar de decir
“os espero pronto por aquí, leer y estudiar” desapareció como un fantasma
porque él era así, él era el famoso Fantasma No Come cuentos.
Fin
Francisco Cerrato Rubio
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