A quién no le ha ocurrido que al pasear por el campo tu acompañante te grite: -“¡Cuidado!, ¡No pises hay!”- , y tú, sumamente asustado, das un bote saltando lo más lejos posible creyendo que vas a pisar a una víbora dispuesta a inyectarte su veneno en tu frágil cuerpo con su certera picadura. Pero luego compruebas, ya sin miedo, de que se trataba de que ibas a pisar un seta de cardo, capirote, níscalo, doncella o colmenilla. En el término de Uceda hay multitud de setas y plantas silvestres comestibles que crecen de forma natural. Estas tienen una mayor calidad biológica que las cultivadas ya que no han sido modificadas por el hombre para su aprovechamiento. Estas son recogidas por los ciudadanos del pueblo para su sabrosa degustación en sus hogares. La mayoría son expertos en su localización. Es una fuente natural de alimentación pero hay que ser conciente de que el campo es un ecosistema complejo y al recoger las setas u otras plantas comestibles debe hacerse con precaución. Hay que tener cuidado de no pisarlas y destruirlas. No se debe recolectar las pequeñas y las ya pasadas para no esquilmar la población. Y en cesta de mimbre para que sus esporas caigan al suelo. Y además es importante no dejar basuras, para que la naturaleza no se convierta en un gran vertedero.
Además hay plantas que tienen propiedades medicinales. En el término de Uceda contamos con berro, tomillo, amapola, diente de león, cardo, cardo mariano entre otras.
En General todas las plantas cultivadas tienen su equivalente silvestre a no ser que se haya extinguido por destrucción total de su hábitat. Conocer las plantas autóctonas y conservarlas es una manera de impedir que desaparezcan.
Hoy en día hay muchos libros donde nos explican las propiedades medicinales de las plantas y como tratarlas para que no desaparezcan dichas propiedades. También podemos consultarlas más fácilmente por internet.
Pero lo difícil radica en encontrarlas en el campo y distinguirlas entre las demás. Hay que tener mucho cuidado si las recogemos para comérnoslas ya que como hay animales de picadura venenosa también hay plantas silvestres venenosas. Y como es un peligro estaría bien enseñárselo a los niños. Un ciudadano experto en el conocimiento de las plantas medicinales de la zona, aunque hay otros más, es Fernando más conocido con el apodo “El Filu”. En la foto le podemos ver con sus yeguas con las que le gusta salir al campo. Además hay otros jóvenes como David que están interesados en continuar con esa fascinante labor de ir al campo y reconocer las plantas del lugar.
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